Ya, ya, puede que esto que tengo que contar no interese a nadie, pero tenia tanta hambre que me he bajado al ultramarinos de la esquina con el objetivo de comprarme unos croissants de esos cutres de la Bella Easo. Pero mientras daba vueltas por los pasillos buscándolos, me he cruzado con la estantería de las guarradas y, claro, no he podido resistirme.
A la vuelta, mientras iba comiéndomelo, he podido disfrutar del solecito de esta mañana de febrero y me he puesto a pensar en las mil formas diferentes en las que se puede devorar un tigretón.
Y para que veáis que esta vez no estoy hablando de pollas, os dejo una foto del envoltorio.
jueves, 21 de febrero de 2008
Al rico tigretón
Publicado por
BorjaMari
Etiquetas:
historias de la calle,
tigretón
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4 comentarios:
Sabes lo que me pierde a mi?
(aparte de las pollas, claro jajajaja)
Las Panteras Rosas :))))
besossss
El tigre está enseñando la cola, está desnudo y relamiéndose los labios. Yo un punto guarro sí que se lo veo.
Hay que ver como sois!
Bueno, por lo menos es guay ver que hay gente que comparte tus gustos.
Y esta vez sí estoy hablando de pollas.
Borjamari, estás hablando del ultramarinos de la anterior entrada o de aquel en el que encontramos la Mirinda y nos pusimos a llorar emocionados.
Sólo por curiosidad, conste.
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