viernes, 30 de noviembre de 2007

Moda en el mundo de la música

El otro día fui al concierto de Marc Parrot en Bikini.

Como empezó un poco tarde me dio tiempo a engancharme a la barra y pedir una cerveza (sí, de esas de 4,5€). La chica que me atendió era muy maja y llevaba un escotazo brutal. Como tuve ocasión de cruzar unas palabras con ella, pude fijarme un poco más en el conjunto y no sólo tener ésa primera impresión.


De esta miniconversación obtuve mi consejo de moda de esta semana:

Chicas, si tenéis el culo gordo, enseñad las tetas.



jueves, 29 de noviembre de 2007

Sentido de darle vueltas




Yo tenía 20 años. Miraba a un caracol que estaba pegado justo en la mitad del techo de las duchas. Recuerdo que las habían pintado hacía poco y el blanco era luminoso.

Veraneaba en un pequeño pueblo costero donde mis padres tenían un apartamento. Me duchaba después de pasar la mañana en la playa, y miraba el caracol.

Pensé en el tiempo que le habría llevado llegar hasta ahí. Y me estremeció pensar en el tiempo que le llevaría ahora llegar a la pared, y luego al pequeño ventanuco que daba al patio descuidado y verde.
Después me estremeció aún más plantearme si el caracol en verdad sabía dónde estaba la salida.
Y por último me conmovió el hecho de que muy probablemente no anduviera buscando ninguna.

Supongo que concluí que sus magnitudes no eran las mías.

Estuve un rato que no significó ni unos milímetros -para mí- contemplándole y buscando preguntas para esa respuesta escandalosamente dispuesta en el blanco.

El día siguiente el caracol ya no estaba. Sólo recuerdo no considerar siquiera la posibilidad de que hubiera llegado a alcanzar su pregunta.
Para mí sigue ahí.

Un tiempo después me interesé por la espiral y por su conducta como pauta en todo sistema que nos comprende. Desde las cadenas de ADN hasta las galaxias.

Su infinito principio y final. Su laberinto de dos imposibles salidas que irían a dar al mismo lugar.
Su significado explicado en la continuidad. Tabiques rodeando el vacío, dándole un nombre y así existencia.
El continente y el contenido como metáfora de una cuarta dimensión que sólo podemos intuir. Y que como el ventanuco de aquellas duchas, no tendría porqué ser respuesta a nada, al fin y al cabo.
Al menos, no para nosotros.

La espiral. También como representación alegórica de cualquier pensamiento.
La forma infinita, definitiva y erudita.
Hipnótica. Que lleva a otro estado de consciencia.
La espiral en el agua, en el grano que germina, en el feto.
En el caracol.

Existe una diáfana relación, seguramente a una magnitud que no concibo, entre mi interrogante (espiral) ante aquel caracol “desubicado” y la forma (y fondo) que me mostraba.
Si hay un motivo real únicamente lo entenderemos dirigidos desde alguna fuente de intuición.
La poesía será matemática entonces. Será física cuántica. E incluso su relevo transversal.

El arte es una manera de adivinar cosas. De dentro hacia afuera. La trayectoria es nuestra casa.
La explicación no será una simple rima, pero nos acercaremos una distancia importante para nosotros intentando entender un sentimiento. Mirándolo sin motivo exacto y sí con respetuosa curiosidad. Eso es lo que andamos haciendo siempre, en medio del estrepitoso blanco.


A Machado escribió inspirado:

Dice la razón: Busquemos
la verdad.
Y el corazón: Vanidad.
La verdad ya la tenemos.
La razón: ¡Ay, quién alcanza
la verdad!
El corazón: Vanidad.
La verdad es la esperanza.
Dice la razón: Tú mientes.
Y contesta el corazón:
Quien miente eres tú, razón.
que dices lo que no sientes.
La razón: Jamás podremos
entendernos, corazón.
El corazón: Lo veremos.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Música maestro

Después de un fin de semana de bodorrio familiar y agotador, caigo en la cuenta de que la mejor canción de la historia (de las bodas como mínimo) ha de ser por fuerza "Paquito el chocolatero". Los motivos son claramente diversos, pero considero importante remarcar el hecho de que dicha tonadilla sea la única que hace bailar a todo el mundo por igual aunque sean de esos que dicen "vaya puta mierda de canción".
(Gafapastas todos, quede dicho).

Pero cuando todo el mundo está agarrao gritando el famoso "EH! EH!", aunque sean de los que van diciendo "yo el Paquito? nunca!" -sobre todo a esos- se les puede encontrar moviendo las caderas como el que más.

Luego está mi padre, que es muy serio, como el padre de casi todo quisqui y a la hora de la verdad, en cuanto empieza la canción se deja arrastrar como uno más y se lo pasa en grande como un enano. Y mi madre más de lo mismo, que nadie se piense lo contrario. Son cosas de familia. Que aunque uno sea rocker, el otro flamenco y a un servidor le guste la música indie y cambie de canal cuando aparece el anuncio de San Miguel, el Paquito nos hace bailar a todos sin importar la edad y los cubatas que lleve.

La mejor canción de la historia, haganme caso.

martes, 27 de noviembre de 2007

Encararse



Toda la mañana sin un momento de respiro. Pero es que ahora las tengo prácticamente encima!

Tiro con todas mis fuerzas de la correa de la persiana y de un golpe violento abro la ventana.

"LAS PUTAS MOTOS Y LA PUTA MADRE QUE LAS PARIÓ!!!!"

Un tipo en una escalera y apoyado en una rama del árbol que tenemos a 2 metros de la fachada para su sierra eléctrica. Me mira y se retira un poco la mascarilla.

"Cómo?"

Lo tengo prácticamente a la distancia de un brazo. Si no ha podido oír lo que he vociferado sí que ha entendido mi evidente lenguaje corporal.
Y me mira fijamente a los ojos.

"Que... que mecagon las putas motos. Que hace una semana inauguraron un concesionario aquí, justo un edificio más allá, en frente... Lo ve?."

Gira la cabeza lentamente y mira hacia abajo.

"Sí, lo veo."

"Pues que dejan todas la motos aparcadas ahí en la acera y no hay quien pase... Que es una vergüenza joder."

Asiente levemente. Se vuelve a girar y me mira un instante mientras se recoloca la máscara y vuelve a conectar la sierra eléctrica.

Cierro la ventana y me quedo ahí quieto, a un palmo del cristal. Con los brazos en jarra e inclinándome como para vigilar la acera de enfrente.


domingo, 25 de noviembre de 2007

Coito ergo sum

Como decía el filósofo, no se cuál, pero decía, coito ergo sum. Para aquellos de los lectores que sean leídos no hace falta que les traduzca. Para los otros, por favor, ¡lean! Leer es bueno porque aprendes cosas, aunque los periódicos deportivos y prensa rosa no cuentan.

Pero no voy a seguir por esos fueros. Prefiero lo que se viene llamando la realidad. Porque en la vida no hay nada más real que la realidad. Y la realidad no es mentira casi nunca. Una vez vi a un tipo en la tele diciendo "Pepe, yo a veces sé cosas que yo no sé". Eso, que podría parecer una evidencia o perogrullada, en filosofía se viene llamando gilipollez. No creo que haga falta hacer sangre. Punto y aparte.

Disculpen a mi secretaria, que está buena, pero a veces no pilla las cosas. Sigamos. Nos vamos acercando al tema central de esta entrada: la realidad. Porque a veces, como dice aquel, sólo a veces, puede superar a la ficción.

Este blog se llama Los seis samuráis gays. Se preguntarán ¿por qué? Yo también. Pero eso son nimiedades. La cuestión es que no todos los que escriben en este blog son samuráis. Eso es evidente. Más que evidente. Ni todos los que escriben en este blog son gays. Eso no es tan evidente pero les pido un pequeño acto de fé. Así, lo único que es REAL, REAL aquí es que somos seis. Leídos o no, somos seis. ¡Y punto!