TARDE DE MARZO

Era una tarde fría de invierno, pronto él llegaría, la habitación, ahora fría, se llenaría de calor. La emoción le bañaba la piel, el nerviosismo le hacía morderse las uñas con tal desespero que un dolor le invadía el alma.

SI, pronto Él llegaría, y con él llegaría la esperanza de un futuro lleno de colores, huiría del blanco, que tantas pesadillas le producía.

Pero, sabía que aunque el llegaba, no lo podría ver, sólo podría intuir su cuerpo, su agilidad, su manera de moverse, su corazón palpitaría cada vez que oyese su nombre, porqué sabía que hoy hacia eso de las nueve, Él podría convertirse en su hombre.

Ante tal panorama, el maestro zuibun gei, vió a su afeminado discípulo como deambulada por la fría habitación, y haciendo una gañota le dijo con voz autoritaria:
FORÇA ROMA BAMBINO!