lunes, 10 de diciembre de 2007

Cuentos de la Caja de Galletas


"Venía de las tierras más lejanas.

Había dedicado la mitad de su vida a oír y reunir historias sobre el lugar al que ahora arribaba, y la otra mitad a superar ese durísimo viaje de conocimiento.
Llegó agotado. El descomunal árbol y sus ramas habitadas por sabios se erguía al fin delante suyo.

En él se hallaban reunidas todas las ciencias, toda la filosofía, todo el conocimiento de la humanidad. La respuesta definitiva a las preguntas más insondables del cosmos.
Por fin podría encontrar un sentido al dolor de sus seres queridos, y un remedio. Inclusive el porqué de su mera existencia.

Trepó decidido sabiendo que se trataba de un camino sólo de ida. Nadie podía echarse atrás. El conocimiento te dejaba para siempre prendido de una rama.
Y él quería precisamente eso, fundirse con el saber. Ser uno con la solución a toda incertidumbre.

Consiguió sentarse en una de las enormes ramas. Justo en frente un sabio se incorporó en la suya y le miró sonriendo, entusiasmado. Proporcionándole una calurosa bienvenida.

- Presento mis respetos sabio. Vengo desde muy lejos para intentar comprender la vida.. Tengo tantas preguntas dentro que sé que puede satisfacer. Sobre el universo, el amor, el dolor..

El sabio, con gesto emocionado se inclinó hacia él todo lo que pudo.
Tenía los ojos brillantes, y dijo tembloroso por la excitación:

- Claro está, claro está. Y yo contestaré presto todas y cada una de tus angustiadas preguntas amigo mío pero antes dime, cuéntame..

Qué tal todo por ahí abajo?"


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