miércoles, 2 de enero de 2008

Cuentos de la Caja de Galletas



“Anda triste. Vive de su imagen y arrastra un trauma psicológico con su peso. La luna tiene boca pero ni por éstas come.

Se consume y llega a desaparecer y la tierra le grita ”eh, qué pasa con la luz”. Y la luna que si algo tiene es carencia de luz propia o de personalidad prueba otro poco de sol que al principio siempre sabe a rayos.

Y crece y pasa de cóncava a convexa y los vuelve a tener a todos inspirados y ella también se llena.

Entonces llega la noche en que le señalan con el dedo y exclaman del primero al último: “Mirad, mirad la luna, qué redonda”, “miradla, está enorme!”.

Y otra vez se derrumba.


Yo tengo un amigo tan susceptible que nunca pude decir que fuera un tesoro.”




-No me gustan, ya lo sabes. Por trilladas y pueriles.

-..Pero es la mejor manera de escenificar un sentimiento general y anónimo.

-Y una mierda. Es la mejor manera de ser ñoño. Las historias sobre fenómenos meteorológicos, geológicos o astronómicos resultan hasta impúdicas.

-Entonces?

-Entonces no. Esta tampoco es original cuentista. En absoluto.


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